miércoles, 11 de febrero de 2015

Nuetra Historia

 Rinconada ha revivido este año la pasión por la Semana Santa en pleno mes de junio gracias a la ilusión y entrega de doce niños. Doce muchachos de entre 11 y 13 años de edad que, tras semanas de preparación, lograron convertirse en costaleros por un día. Las calles de La Rinconada fueron testigos de cómo los pequeños alzaron su Cruz de Mayo en un recorrido de dos horas en el que no faltó ni un solo detalle: fajines, costales, incensario, Cruz de Guía, capataces, cortejo, lágrimas de emoción y una banda de treinta músicos que siguió sus pasos en todo momento. Una experiencia difícil de olvidar por todos aquellos que de una u otra forma la vivieron.  Una experiencia que dio comienzo gracias al sueño aventurado de dos amigos, dos padres que quisieron regalar a sus hijos una nueva forma de sentir la Semana Santa.
La pequeña gran odisea
A finales de 2012, Ángel Lite y Antonio Pérez, vecinos de La Rinconada apasionados de Semana Santa, comentaron entre ellos lo bonito que sería hacer un paso para sus hijos. Algo pequeño, pero curioso, que les hiciera sentirse costaleros por un día. Un comentario inocente, aventurado, que en principio nadie tomó en serio, pero que cogió peso a medida que pasaron los días.
Se acercaba la Semana Santa de 2013 y la abuela de uno de los niños, Antonia, buscó una caja de cartón de lavadora para que su nieto jugara a los costaleros durante las vacaciones. Pero le fue imposible encontrarla. Ante la desazón de la señora, los amigos retomaron la idea de hacer una Cruz de Mayo a la que no le faltara detalle. Y dispuestos a ello, fueron a mirar materiales para hacer realidad su odisea.
Al enterarse de lo que se traían entre manos Ángel y Antonio, otros padres que también gustaban de la Semana Santa quisieron participar para incluir a sus hijos en el proyecto. Y así Juan Carlos Rodríguez, Javier Calderón, Manuel Pinzón, Rafael Torné, Sergio Ramírez, Alberto Fidalgo y Juan Luis Domínguez se sumaron a la idea para más tarde comentarla a otros amigos: Iván Gallardo, Ricardo Aguilar, Tomás Moreno y Juanma Hernández. Una cadena que quiso incluir a todos los niños interesados en participar para mantener la unión entre los más pequeños. Finalmente se reunieron trece familias.
Antonio había diseñado un boceto sencillo del paso, provisto de líneas rectas, que compartió con los interesados sobre la mesa de una cafetería para comentar, modificar y elaborar entre todos la Cruz de Mayo. Tanto el diseño como las proporciones gustaron entre los presentes, quienes acordaron aportar una pequeña cantidad de dinero para cubrir los gastos de material que más tarde fue necesario incrementar por falta de presupuesto.
Mientras un conocido de Sergio trabajaba en los respiraderos, canastilla, cruz y escaleras del paso, Alberto se encargó personalmente de preparar la parihuela de hierro. Una colaboración inestimable que ambos llevaron a cabo de manera desinteresada. Mientras, los más pequeños se formaban para el gran día.

Manuel Pinzón y Juanma Hernández, dos padres del grupo costaleros de la Hermandad de las Siete Palabras y de la Hermandad del Beso de Judas y de la Hermandad de Santa Cruz respectivamente, fueron los encargados de enseñar a los pequeños el oficio además de hacer la función de capataces. Ensayos y entrenamientos que los chicos enfrentaron con total interés, entrega e ilusión.

Nuestro Padre Jesús de la Humildad de Pino Montano. Conmovido por el proyecto, quiso colaborar como músico y prometió comentar la idea a sus compañeros sin asegurar más que la asistencia de tres o cuatro músicos de antemano.
Y así llegó mayo. Una vez recibidas las piezas, Sergio, Antonio, Ángel y Alberto procuraron montar la Cruz de Mayo entre trabajo y ratos libres. Esfuerzos que, unidos a la colaboración de otros padres, amigos, familiares y la pasión de los más pequeños, en junio de este mismo año han dado como fruto un paso digno de Semana Santa… al que acompañó una banda compuesta por más de una treintena de músicos profesionales.
El gran día
Cuál fue la sorpresa de todos cuando treinta y tres músicos, procedentes de diferentes bandas de Sevilla, quisieron acercarse a La Rinconada a acompañar la Cruz de Mayo aquel 21 de junio. Un gesto totalmente desinteresado, ya que se negaron a aceptar recompensa alguna por ello. Su presencia animó aún más a los jovencísimos costaleros, quienes llegaron a dedicarles una levantá en el recorrido.  
Aquel día amaneció lluvioso pero se apiadó de los pequeños y por la tarde. La salida tuvo lugar en la calle Veracruz a las 19:30 horas, el comienzo de dos horas de emoción por las calles de La Rinconada que finalizaron a las 21:30 con la entrada en un patio de la calle Carretera Nueva, donde los muchachos tuvieron que arriar el paso con gran maestría. Los presentes pudieron ver lo bien que se desenvolvían los pequeños costaleros, quienes incluso se atrevieron con una levantá a pulso. Gracias a un cuadrante, los niños se turnaron durante el recorrido para garantizar que todos disfrutaban el mismo tiempo bajo el paso.  Las niñas también fueron protagonistas del día, ya que ataviadas de flamencas formaron un cortejo de diez pequeñas que acompañó a la Cruz de Mayo a lo largo de todo el trayecto.
Durante la travesía estuvo presente Pedro Mulero, miembro de la Junta de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y La Virgen de La Salud de La Rinconada y antiguo capataz de la Hermandad. Una figura a quien los muchachos dedicaron una levantá en agradecimiento por sus consejos, sin los cuales hubiera sido imposible que se llevara a cabo el recorrido.
Ramón Escobar, apasionado de la fotografía, quiso aportar su granito de arena a través de su cámara, una labor que inmortalizó este día tan especial para los más pequeños.
Dar el primer paso
Dado el éxito de esta Cruz de Mayo, en septiembre de este mismo año se tiene intención de constituir formalmente la Asociación Cruz de Mayo de la Veracruz. Este hecho contará con la redacción y aprobación de estatutos y la consiguiente presentación en el Registro Civil, previsto para octubre. En 2015 se acometerán mejoras en el paso para agrandarlo a fin de que puedan participar más niños en el recorrido del próximo año. Un futuro prometedor para una idea aventurada que se ha convertido en la ilusión de decenas de niños de toda La Rinconada.

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