Rinconada ha revivido este año la pasión por
la Semana Santa en pleno mes de junio gracias a la ilusión y entrega de doce
niños. Doce muchachos de entre 11 y 13 años de edad que, tras semanas de
preparación, lograron convertirse en costaleros por un día. Las calles de La
Rinconada fueron testigos de cómo los pequeños alzaron su Cruz de Mayo en un
recorrido de dos horas en el que no faltó ni un solo detalle: fajines,
costales, incensario, Cruz de Guía, capataces, cortejo, lágrimas de emoción y
una banda de treinta músicos que siguió sus pasos en todo momento. Una
experiencia difícil de olvidar por todos aquellos que de una u otra forma la
vivieron. Una experiencia que dio
comienzo gracias al sueño aventurado de dos amigos, dos padres que quisieron
regalar a sus hijos una nueva forma de sentir la Semana Santa.
La
pequeña gran odisea
A finales de 2012,
Ángel Lite y Antonio Pérez, vecinos de La Rinconada apasionados de Semana
Santa, comentaron entre ellos lo bonito que sería hacer un paso para sus hijos.
Algo pequeño, pero curioso, que les hiciera sentirse costaleros por un día. Un
comentario inocente, aventurado, que en principio nadie tomó en serio, pero que
cogió peso a medida que pasaron los días.
Se acercaba la Semana
Santa de 2013 y la abuela de uno de los niños, Antonia, buscó una caja de
cartón de lavadora para que su nieto jugara a los costaleros durante las
vacaciones. Pero le fue imposible encontrarla. Ante la desazón de la señora,
los amigos retomaron la idea de hacer una Cruz de Mayo a la que no le faltara
detalle. Y dispuestos a ello, fueron a mirar materiales para hacer realidad su
odisea.
Al enterarse de lo que
se traían entre manos Ángel y Antonio, otros padres que también gustaban de la
Semana Santa quisieron participar para incluir a sus hijos en el proyecto. Y
así Juan Carlos Rodríguez, Javier Calderón, Manuel Pinzón, Rafael Torné, Sergio
Ramírez, Alberto Fidalgo y Juan Luis Domínguez se sumaron a la idea para más
tarde comentarla a otros amigos: Iván Gallardo, Ricardo Aguilar, Tomás Moreno y
Juanma Hernández. Una cadena que quiso incluir a todos los niños interesados en
participar para mantener la unión entre los más pequeños. Finalmente se
reunieron trece familias.
Antonio había diseñado
un boceto sencillo del paso, provisto de líneas rectas, que compartió con los
interesados sobre la mesa de una cafetería para comentar, modificar y elaborar entre
todos la Cruz de Mayo. Tanto el diseño como las proporciones gustaron entre los
presentes, quienes acordaron aportar una pequeña cantidad de dinero para cubrir
los gastos de material que más tarde fue necesario incrementar por falta de
presupuesto.
Mientras un conocido de
Sergio trabajaba en los respiraderos, canastilla, cruz y escaleras del paso,
Alberto se encargó personalmente de preparar la parihuela
de hierro. Una colaboración inestimable que ambos llevaron a cabo de manera
desinteresada. Mientras, los más pequeños se formaban para el gran día.
Manuel Pinzón y Juanma Hernández,
dos padres del grupo costaleros de la Hermandad de las Siete Palabras y de la
Hermandad del Beso de Judas y de la Hermandad de Santa Cruz respectivamente,
fueron los encargados de enseñar a los pequeños el oficio además de hacer la
función de capataces. Ensayos y entrenamientos que los chicos enfrentaron con total
interés, entrega e ilusión.
Nuestro Padre Jesús de
la Humildad de Pino Montano. Conmovido por el proyecto, quiso colaborar como
músico y prometió comentar la idea a sus compañeros sin asegurar más que la
asistencia de tres o cuatro músicos de antemano.
Y así llegó mayo. Una
vez recibidas las piezas, Sergio, Antonio, Ángel y Alberto procuraron montar la
Cruz de Mayo entre trabajo y ratos libres. Esfuerzos que, unidos a la
colaboración de otros padres, amigos, familiares y la pasión de los más
pequeños, en junio de este mismo año han dado como fruto un paso digno de
Semana Santa… al que acompañó una banda compuesta por más de una treintena de
músicos profesionales.
El
gran día
Cuál fue la sorpresa de
todos cuando treinta y tres músicos, procedentes de diferentes bandas de
Sevilla, quisieron acercarse a La Rinconada a acompañar la Cruz de Mayo aquel
21 de junio. Un gesto totalmente desinteresado, ya que se negaron a aceptar
recompensa alguna por ello. Su presencia animó aún más a los jovencísimos
costaleros, quienes llegaron a dedicarles una levantá en el recorrido.
Aquel día amaneció
lluvioso pero se apiadó de los pequeños y por la tarde. La salida tuvo lugar en
la calle Veracruz a las 19:30 horas, el comienzo de dos horas de emoción por
las calles de La Rinconada que finalizaron a las 21:30 con la entrada en un
patio de la calle Carretera Nueva, donde los muchachos tuvieron que arriar el
paso con gran maestría. Los presentes pudieron ver lo bien que se desenvolvían
los pequeños costaleros, quienes incluso se atrevieron con una levantá a pulso. Gracias a un cuadrante,
los niños se turnaron durante el recorrido para garantizar que todos disfrutaban
el mismo tiempo bajo el paso. Las niñas
también fueron protagonistas del día, ya que ataviadas de flamencas formaron un
cortejo de diez pequeñas que acompañó a la Cruz de Mayo a lo largo de todo el
trayecto.
Durante la travesía
estuvo presente Pedro Mulero, miembro de la Junta de la Hermandad de Nuestro
Padre Jesús Nazareno y La Virgen de La Salud de La Rinconada y antiguo capataz
de la Hermandad. Una figura a quien los muchachos dedicaron una levantá en agradecimiento por sus
consejos, sin los cuales hubiera sido imposible que se llevara a cabo el
recorrido.
Ramón Escobar,
apasionado de la fotografía, quiso aportar su granito de arena a través de su
cámara, una labor que inmortalizó este día tan especial para los más pequeños.
Dar
el primer paso
Dado el éxito de esta
Cruz de Mayo, en septiembre de este mismo año se tiene intención de constituir
formalmente la Asociación Cruz de Mayo de la Veracruz. Este hecho contará con
la redacción y aprobación de estatutos y la consiguiente presentación en el
Registro Civil, previsto para octubre. En 2015 se acometerán mejoras en el paso
para agrandarlo a fin de que puedan participar más niños en el recorrido del
próximo año. Un futuro prometedor para una idea aventurada que se ha convertido
en la ilusión de decenas de niños de toda La Rinconada.
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